Desde Fuente Morales se conducían las aguas a la ciudad a través de un complejo sistema de canalizaciones abiertas y acueductos cubiertos que fueron evolucionando a lo largo del tiempo.
Hasta el risco de San Nicolás, al margen del pilar creado en 1890, llegaba una importante acequia que luego se bifurcaba en dos. Una, destinada a regar los huertos cercanos. Otra, se dirijía al Castillo de la Mata. En el trayecto, la infraestructura también fue utilizada como espacio para la colada.
Justamente en la calle Álamo vivían multitud de lavanderas, junto a una acequia que en esta zona se conocía como "acequia de las negras", porque a ella acudían a lavar las trabajadoras de las casas pudientes de la zona.